La creatividad opera sin las ataduras de la obsesión o la rigidez que exigen las normas del orden. Sin embargo, la relación tiene matices extras y en este artículo expondremos los más importantes.
Mentes desordenadas y creatividad son conceptos que, en apariencia, no tienen relación entre sí, puesto que el desorden (sinónimo de desarmonía) es contrario a la creatividad (que permite a una persona fluir como pez en el agua). Sin embargo, para organizar el desorden mental basta con realizar asociación libre de las ideas necesarias en momentos determinados; en este caso, la creatividad conjuga los elementos desorganizados en un conjunto coherente y armónico.
Las personas desorganizadas tienden a justificar su conducta cuando afirman que solo ellas saben dónde está cada cosa que requieren, pues consideran que piensan mejor sin las ataduras de la rigidez que exige la organización de los pensamientos.
Tengamos presente que nuestro cerebro recibe una excesiva cantidad de información gracias a los sentidos, a cada segundo. Y la era digital y globalizada no hace más que pronunciar esta tendencia; la evolución (filogenia) le dotó con muchas funciones especializadas, como la de ordenar el conocimiento en sucesión para que tenga significado y sentido.
Si el cerebro de las personas desordenadas posee esta función especializada, ¿por qué las calificamos como desorganizadas? ¿Qué significa el orden para ellos? Indaguemos al respecto.
¿Qué es la creatividad?
La creatividad es el conocimiento profundo que parte de una problemática a solucionar, en la que una persona aplica nuevos métodos o técnicas según las necesidades que exija el conflicto, para dar una resolución concreta, no convencional en la mayoría de casos.
La persona creativa responde a la situación desde una visión diferente; incluso, puede crear discursos o ejecutar acciones inesperadas (a partir de sus trabajos no convencionales) que no están actualizadas a las metodologías dominantes, cuyo resultado final es la propuesta de nuevas realidades inesperadas y auténticas.
Todo lo anterior se logra gracias a la flexibilidad de la mente creativa, capaz de sintetizar la información para crear relaciones no convencionales, cuya labor organizativa permite la sucesión lógica de ideas y hechos.
Desorden y armonía mental
Lo sorprendente de la relación entre las mentes desordenadas y la creatividad es que reúne las contradicciones mentales para armonizarlas; de hecho, alguien creativo suele mantener en desorden su lugar de trabajo, situación que representaría un caos en quienes demandan orden para ser productivos.
La persona desordenada no es necesariamente creativa; tener desordenada la habitación, tirar papeles por el suelo de la oficina o acumular platos en el fregadero, por ejemplo, no te hace más creativo; únicamente, una persona desordenada. Por otro lado, el desorden mental es un obstáculo para la memoria, en especial cuando intenta recuperar recuerdos, ya sea de ideas o de impresiones sensibles.
Flexibilidad, creatividad y orden mental
La flexibilidad es la cualidad que le permite a la persona creativa razonar con fluidez, sencillez y practicidad, para resolver conflictos; podríamos decir que la creatividad es un buen ejemplo de praxis que buscan diferentes alternativas en la enmienda o solución de errores.
El problema de la rigidez es que puede sacrificar la espontaneidad o la improvisación para encontrar soluciones directas al dilema; además, convertiría la percepción en una cuadrícula perfeccionista que todo lo mida y controle; el problema es que si no puede medir o anticipar alguna contingencia, o si se sale de su control, será inevitable el caos y la incertidumbre frente a los problemas y errores propios o ajenos.
Asociación libre: organización coherente de los pensamientos
La asociación libre fue el método que utilizó Sigmund Freud como regla fundamental para analizar a quienes expresaban libremente sus ideas, ocurrencias, emociones, sentimientos, ideas y remembranzas, independiente de si el material era inapropiado, vergonzoso o impúdico.
Lo esencial de la asociación libre es que no exista ningún tipo de censura o filtro interpretativo prejuicioso para el discurso del paciente.
Ahora bien, la asociación libre se da en cualquier ámbito de la vida, no necesariamente en la terapia psicoanalítica; el arte es un excelente paradigma, en especial, la poesía y la literatura.
El poeta deja fluir sus ideas, en muchos casos, sin importar el orden; escribe lo que se presente primero a su mente, después lo verbaliza en el papel sin prestarle atención a la ortografía ni a la gramática. Una vez que la idea o el argumento está escrita, se organizará de acuerdo con las ciencias de la lingüística descritas, sin olvidar las licencias poéticas.
El poder asociativo de la imaginación creativa
El desorden de nuestros pensamientos (representaciones verbales) significan un obstáculo a la hora de rememorar detalles, pero sería una gran ventaja para la creatividad. Aunque suene extraño, la persona creativa, apoyada en su increíble imaginación, es capaz de hallar el orden correcto de las ideas en sus desordenadas representaciones verbales, según sus necesidades o la contingencia a la que esté expuesta.
En otras palabras, existen personas creativas que saben ordenar sus desordenadas ideas; esto quiere decir que, si cada una de ellas es un universo absolutamente distinto, hay infinidad de métodos originales para organizar los elementos desordenados del pensamiento en una unidad coherente y lógica.
Para finalizar, podemos concluir que la imaginación pone orden en los pensamientos desorganizados, favoreciendo la relación positiva entre mentes desordenadas y creatividad, según los siguientes puntos:
- La persona creativa tiene dificultades para recordar detalles.
- Aquellas cosas que parecen ‘sin importancia’ pueden convertirse en eslabones para expresar ideas creativas y originales.
- El pensamiento creativo recupera y combina, asociativamente, las representaciones verbales para generar un conocimiento lógico.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com